jueves, 22 de diciembre de 2011

ACEPTAR

Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los erizos dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esta manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor.
Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelado
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra.
Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con otro muy cercano puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.


MORALEJA DE LA HISTORIA:
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a convivir con los defectos de los demás y a admirar sus cualidades.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Historia de una concepción consciente

Me contaron una vez sobre los indios Sioux norteamericanos,  que cuando las parejas se sienten preparadas para tener un hijo, se miran el uno al otro, se acercan y se dicen al oído ‘cuakté’, en señal de que están disponibles para albergar una nueva vida. 
 A partir de entonces comienzan a hacer un ritual de purificación: dejan de comer algunos alimentos e incorporan otros que les van a ayudar en la concepción, plantas, raíces, frutas… este ritual de purificación va acompañado del baño en las aguas del río Tacumé, aguas  que son purificadoras de la mente, las emociones y el espíritu.  Este ritual dura un ciclo lunar.
Cuando acaba el baño buscan un lugar para hacer el amor, juntos, dejándose guiar por el lenguaje de las plantas, los anímales, la tierra y el cielo, cuando lo encuentran, cada uno se sienta enfrente del otro, en silencio, y le piden a su ser interior que les ayude en la concepción. A continuación empiezan a emitir un cántico para llamar a la nueva alma que ha de encarnarse a través de ellos.  Un cántico que brota del corazón.  Y después, mientras sus cuerpos se entrelazan, sus almas invocan a la Gran Madre y al espíritu de la unidad…
Y cuando acaban, permanecen juntos y en silencio, en el mismo lugar, durante un día, sintiéndose sostenidos por la Gran Madre Tierra y protegidos por el Gran padre Cielo.